Retrato del obispo de Málaga fray Francisco de San José

IN IMAGINE VIVIT. Picinel lib.19. num. 60. [Por la imagen vive]. QUI IN IMAGINE PER TRANSIIT HOMO. Psalm. 38.v.9. [Que como una sombra pasa el hombre] (alrededor del retrato)

Este retrato del obispo de autor anónimo llega a traslucir muchas de las cualidades del prelado, mencionadas en la publicación en la que se inserta. Fray Francisco viste el austero hábito franciscano, sujetando con dos dedos de la mano derecha la cruz pectoral. La cabeza muestra la tonsura, y un rostro cansado, de tez arrugada, nariz aguileña y ojos entreabiertos que miran directamente al espectador. El grabador consigue representar con acierto el delicado estado de salud del prelado, aportando además una acentuada humildad al personaje, que se asemeja más al de un sencillo fraile que a la figura de un obispo, quedando como único referente de su condición eclesiástica el capelo que corona la lámina.

Rodeando el retrato se graban dos leyendas. La primera, “In imagine vivit” (Por la imagen vive), está tomada de la obra Mundus Symbolicus del clérigo milanés Filippo Picinelli, que proviene originalmente de una empresa (que el autor denomina “Symbolum”) de la Idea politica veri christiani, del canónigo Alejandro Luzón de Millares. Dicha empresa -Symbolum XIV- muestra en el cuerpo un sello y su estampación en cera en forma de rostro sobre una mesa, argumentando Luzón que queda en el recuerdo cualquier cosa que fuera impresa, máxima en la que abunda Picinelli citando las Confesiones de San Agustín (10, 30, 41): “…aún están vivas en mi memoria las imágenes de esas cosas que mi costumbre ha fijado en ella”.Este alegato a la perdurabilidad en el tiempo de la imagen reproducida, se refuerza con la frase del Salmo 38, 9 “Qui in imagine per transiit homo” (Que como una sombra pasa el hombre), “que como una sombra pasa el hombre”, cita muy utilizada en los siglos XVII y XVIII en homilías y sermones fúnebres, y que en este caso incide sobre la importancia de mantener la memoria del fallecido a través de su imagen, dada la fugacidad de la vida.

Ejemplar digitalizado de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, ref.: BH FLL 2601(6)
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Sermón pronunciado tras la muerte del prelado por fray Manuel de Carvajal con motivo de sus exequias celebradas en la catedral de Málaga el 13 de febrero de 1713. Fray Manuel exalta en el libro las principales cualidades del obispo: su sencillez, su desmedida obra caritativa en la que llegó a emplear todos sus bienes, su estilo de vida pobre, austero y sometido a continuas mortificaciones, explicando todo ello a través de episodios puntuales de su existencia, entre los que llaman la atención el escaso conjunto de bienes que poseía al morir, la entrega a lo largo de su vida de todas sus pertenencias a los pobres (incluida su única joya, que era una cruz pectoral de amatistas), o el descubrimiento en su cadáver de las severas marcas producidas por la frecuente mortificación.

Castellón Serrano, F. (2013). El grabado calcográfico en la Málaga Moderna. Francisco de la Torre, grabador y maestro de dibujo. Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, pp. 46-47