Nuestra Señora de la Estrella de la Villa de Enciso

Este verdadero retrato de “La Milagrosa imagen de Nª Sª de la Estrella de la Vª Dencisso», como lo identifica la inscripción al pie, sigue a nivel general el esquema compositivo aportado por la estampa de Anna Heylan que se toma por modelo. No obstante, en su paso al lienzo, se han añadido o variado algunos elementos. Uno de los más evidentes es la incorporación de una pareja de candeleros dorados, dispuestos, con sus velas encendidas, a ambos lados de la efigie mariana. El rostro de esta imagen y el del Niño que porta en su regazo se distancian respecto a lo propuesto en el grabado, y rompen su comunicación al mostrar una mirada más frontal e hierática. Además, los pliegues de su vestido y del cortinaje trasero también varían en su disposición, como a su vez ocurre con otros elementos menores.

Más significativas son otras licencias tomadas por el pintor, que hacen de su versión de la estampa un producto original y altamente representativo de las inquietudes y el quehacer artístico de los virreinatos americanos en esta centuria. La casaca que viste el Niño Jesús nos permite datar la pintura a partir del 1700, cuando la llegada de los Borbones al trono español propició el uso de esta y otras prendas propias de la moda francesa en los dominios hispanos. Y también es en esta centuria cuando los pinceles americanos muestran una renovada atención a las características propias de su tierra, su cultura y sus gentes. Bajo esta cuestión identitaria podemos entender la peculiar apariencia mulata o mestiza que presentan las dos imágenes sagradas, aquí representadas con tez morena. También los textiles de presumible factura indígena que porta la Virgen: como velo y en el envés de su manto. Su sencilla tela blanca, con finas rayas en rojo y azul, se puede apreciar también entre los atuendos de otras damas mestizas representadas en diferentes lienzos de la escuela novohispana de la primera mitad del setecientos. Su presencia destaca al contrastarse con otras lujosas telas de origen europeo que porta la Virgen -ninguna de ellas recogidas por el grabado granadino-, como el manto dorado bordado de estrellas o el brocado en carmín, oro y plata de su túnica. Todos estos detalles, entendidos como indicadores de mestizaje, terminan de revelar la peculiar estrategia desarrollada para la asimilación y actualización de una devoción venida de ultramar a partir del versionado de una estampa viajera.

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La obra salió a subasta el jueves 22 de abril de 2021 en La Suite Subastas – Galería (Barcelona, España) como obra de escuela colonial, de México o Perú, de los siglos XVII o XVIII. Constituyó el primer lote de la misma, con un valor estimado de 6000 a 8000 euros.